La Diosa hermosa del folklore recuerda cómo vivía fiestas en su infancia.
–Cuando eras pequeña, ¿cómo celebraban la Navidad?
–Bueno, como teníamos un corralito en mi tierra allá en Huánuco teníamos nuestros cuyes que criábamos para comer a estas alturas del año.
–O sea que de niña no sabías qué era un pavo...
–Sí, así es, de niña nunca supe qué era comer un pavo en estas épocas ni tampoco qué era una chocolatada. Como te digo, nosotros teníamos nuestros cuyes y nos los comíamos.
–Pero en la mesa no ponías uno seguramente...
–Ah, no, pues, los cuyes son pequeños. Poníamos varios.
–¿Y no te daba pena comértelos si los habías visto desde chiquitos?
–Yo me encariñaba con ellos, pero entendía que también era la comida.
–Y panetón, ¿probaste de niña?
–Tampoco sabía de su existencia. Nosotros hacíamos la cebada tostada con café y azúcar, le echábamos bastante harina y eso era nuestro panetón.
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